Reflexión: Cuando pierdes la esencia de tu vida
“En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña,
David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.
Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la
azotea del palacio, y desde allí vio ...” 2 Samuel 11
Cuando pierdes el sentido de servir y piensas que tienes bien merecido tu descanso, por todo lo que has hecho y logrado, porque piensas que ya has hecho demasiado por otros, y que es tu momento para delegar aquellas actividades que no te gustan mucho, o que van a demandarte gran desgaste, o has pensado: ¨ yo ya no estoy para eso” en ese momento: ESTAS PRONTO AL DESASTRE.
Aunque pienses que no es para tanto, y que los que están en tu lugar lo harán mejor que tu y hasta pienses que una buena siesta te ayudaría a pensar mejor como delegar tus próximas tares poco agradables, para poder extender mejor tu reino, en ese momento de adormecimiento, cuando en realidad te necesitaban en la guerra para que en todos se infunda el valor de que tú estas antes para servir que para mandar o delegar, en ese momento, perdiste la esencia de tu vida. No estoy diciendo que este mal delegar responsabilidades y confiarles el Reino a otros, solo hablo de aquellos momentos en tu vida donde tienes que actuar en función de tu llamado, de tu identidad, de tu causa y priorizas tus satisfacciones o actividades mas importantes aún dentro del reino. En ese momento estas pronto a encontrarte en una terraza creyéndote que has logrado grandes proezas y mereces dar una mirada a todo lo conquistado. Eso fue lo que a David le ocurrió. Se olvidó de la simpleza del servicio, de lo importante que era para otros verlo en la guerra peleando junto con ellos, pero peor, se olvidó lo importante que era para Él mismo el estar en la guerra. Era lo que a Él le daba identidad de rey.
Había servido a su padre cuidando sus ovejas, sirvió al pueblo de Israel y al ejército matando a Goliat, sirvió a Saúl tocando su música y ministrándole a través de ella, sirvió en la cueva de Adulan a los afligidos, endeudados y amargados de espíritu, sirvió yendo a la guerra una y otra vez. Su esencia era SERVIR a otros. Y si había dejado las ovejas de su padre, y ahora estaba en el palacio, fue porque toda su vida se identificó por servir a los demás.
Pero en ese momento de su vida se alejó de la gracia que se tiene por ser útil en las cosas más simples, y pensó que ya estaba para cosas más importantes. No digo que Dios no nos va a promocionar a lugares mejores y más importantes, sino que nunca debes perder la importancia de servir en lo más simple de tu vida con lo que mejor sabes hacer, y con lo que fuiste usado para que otros te conozcan.
¿Estas sirviendo a los que te rodean? ¿O crees que tienes merecido un buen descanso cuando todos están en la guerra?
¿Estas enfrentando las guerras de tu vida o estas enviando a otros a que las conquisten por ti?
Nuestro mejor ejemplo de quien nunca olvidó que había venido a servir fue Cristo. El dijo:
“Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá
ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los
demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para
servir y para dar su vida en rescate por muchos.” Mateo 20: 26-28
Te animo para que te levantes de tu siesta espiritual y vayas a la guerra, antes de cometer un grave error y perder tu esencia.
Oración
Señor Jesús reconozco haber perdido mi esencia en el Reino, perdón por creer que en mi orgullo estaba solo para funciones mas importantes, o que este era un buen tiempo para tomarme un descanso. Hoy entiendo que debía estar en mi guerra con los que confiaron en mí, sirviéndoles. Dame claridad en que áreas debo servir constantemente y no olvidarme de ellas aunque haya alcanzado un lugar de privilegio. Amén
Por Cesar y Melina Vasta - Mayo de 2009
David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.
Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la
azotea del palacio, y desde allí vio ...” 2 Samuel 11
Cuando pierdes el sentido de servir y piensas que tienes bien merecido tu descanso, por todo lo que has hecho y logrado, porque piensas que ya has hecho demasiado por otros, y que es tu momento para delegar aquellas actividades que no te gustan mucho, o que van a demandarte gran desgaste, o has pensado: ¨ yo ya no estoy para eso” en ese momento: ESTAS PRONTO AL DESASTRE.
Aunque pienses que no es para tanto, y que los que están en tu lugar lo harán mejor que tu y hasta pienses que una buena siesta te ayudaría a pensar mejor como delegar tus próximas tares poco agradables, para poder extender mejor tu reino, en ese momento de adormecimiento, cuando en realidad te necesitaban en la guerra para que en todos se infunda el valor de que tú estas antes para servir que para mandar o delegar, en ese momento, perdiste la esencia de tu vida. No estoy diciendo que este mal delegar responsabilidades y confiarles el Reino a otros, solo hablo de aquellos momentos en tu vida donde tienes que actuar en función de tu llamado, de tu identidad, de tu causa y priorizas tus satisfacciones o actividades mas importantes aún dentro del reino. En ese momento estas pronto a encontrarte en una terraza creyéndote que has logrado grandes proezas y mereces dar una mirada a todo lo conquistado. Eso fue lo que a David le ocurrió. Se olvidó de la simpleza del servicio, de lo importante que era para otros verlo en la guerra peleando junto con ellos, pero peor, se olvidó lo importante que era para Él mismo el estar en la guerra. Era lo que a Él le daba identidad de rey.
Había servido a su padre cuidando sus ovejas, sirvió al pueblo de Israel y al ejército matando a Goliat, sirvió a Saúl tocando su música y ministrándole a través de ella, sirvió en la cueva de Adulan a los afligidos, endeudados y amargados de espíritu, sirvió yendo a la guerra una y otra vez. Su esencia era SERVIR a otros. Y si había dejado las ovejas de su padre, y ahora estaba en el palacio, fue porque toda su vida se identificó por servir a los demás.
Pero en ese momento de su vida se alejó de la gracia que se tiene por ser útil en las cosas más simples, y pensó que ya estaba para cosas más importantes. No digo que Dios no nos va a promocionar a lugares mejores y más importantes, sino que nunca debes perder la importancia de servir en lo más simple de tu vida con lo que mejor sabes hacer, y con lo que fuiste usado para que otros te conozcan.
¿Estas sirviendo a los que te rodean? ¿O crees que tienes merecido un buen descanso cuando todos están en la guerra?
¿Estas enfrentando las guerras de tu vida o estas enviando a otros a que las conquisten por ti?
Nuestro mejor ejemplo de quien nunca olvidó que había venido a servir fue Cristo. El dijo:
“Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá
ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los
demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para
servir y para dar su vida en rescate por muchos.” Mateo 20: 26-28
Te animo para que te levantes de tu siesta espiritual y vayas a la guerra, antes de cometer un grave error y perder tu esencia.
Oración
Señor Jesús reconozco haber perdido mi esencia en el Reino, perdón por creer que en mi orgullo estaba solo para funciones mas importantes, o que este era un buen tiempo para tomarme un descanso. Hoy entiendo que debía estar en mi guerra con los que confiaron en mí, sirviéndoles. Dame claridad en que áreas debo servir constantemente y no olvidarme de ellas aunque haya alcanzado un lugar de privilegio. Amén
Por Cesar y Melina Vasta - Mayo de 2009
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